SANTO ROSARIO, MEDITANDO LOS
MISTERIOS GLORIOSOS EN COMPAÑÍA DEL SANTO HERMANO PEDRO
1º. PRIMER MISTERIO:
JESÚS RESUCITA
La resurrección de Jesús que celebramos en este
tiempo Pascual es la certeza de la Encarnación que llegó a su culmen. Nuestro
Santo Hermano Pedro, vivió inmerso en La adoración del misterio del Verbo
Encarnado: Es la devoción del Hermano Pedro al misterio de Belén, que
quiso imprimir a su obra religiosa, pues en cada uno de sus pobres veía la
presencia del Jesús que nace humilde y pobre en Belén. Él mismo nos deja
percibir en varias de sus “coplas de afecto” su tierna devoción al Misterio de
Belén cuando dice:
Aunque tan chiquito, este niño bello,
sepa todo el mundo, que es el Rey del cielo...
A este Niño divino que nació en este portal,
aunque le veas carne y sangre,
Vino y Pan le has de ver.
2º SEGUNDO MISTERIO:
LA ASCENCIÓN DE JESÚS
Este misterio contempla la superación del dolor
y la llegada ante el Padre en una nueva realidad divina. Esta realidad ha
dejado atrás el sufrimiento y el dolor, que ha sido consecuencia de la
Encarnación y que ha soportado la cruz. Sin embargo, la meditación constante de la Pasión de Cristo
es tema central en la espiritualidad cristiana y centro del mensaje del Evangelio.
El Hermano Pedro tenía especial predilección por el Vía crucis, recorriendo con
sentido profundamente humano y cristiano las estaciones de la Pasión de Cristo.
En esta espiritualidad tan fecunda bebió la “sabiduría de la cruz” para
reconocer con humildad que Dios ha elegido lo que el mundo considera necio
para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para
confundir a los fuertes. Descubrió la presencia y la fuerza del amor de
Dios que en la cruz se hace salvación de todo ser humano que en verdad lo busca.
Lo enseña con sus propias palabras:
Recréate siempre con la cruz de Cristo;
todo el deseo del siervo de Dios ha de ser
seguir a Cristo;
éste es el verdadero deseo del siervo de Dios.
3º TERCER MISTERIO: EL
ESPÍRITU SANTO DESCIENDE SOBRE LOS APÓSTOLES
La presencia real del Señor, posterior a su
partida se corrobora porque el mismo Señor lo promete a sus discípulos en la
venida del Espíritu Santo; como promesa cumplida,al igual que lo hizo en su
última cena, donde les prometió quedarse con ellos para siempre, cada vez que
compartieran el vino y el pan. La Santa Eucaristía fue siempre lugar
frecuentado con pasión por el Hermano Pedro. “Se abrazaba para con el
Augustísimo Sacramento en cualquier parte, y en cualquier iglesia que se
expusiera a la pública veneración, postrado en tierra y, casi enajenado de los
sentidos, contemplaba aquel Altísimo Misterio y casi olvidado del cuerpo y de
las cosas humanas se anegaba en aquella inmensidad”. De su capacidad de
sorprenderse ante el Santísimo Sacramento, nos hablan sus biógrafos y cuantos
le conocieron en vida, al recordarnos cómo el Hermano Pedro oraba con
sencillez:
¡Oh mi gran Señor!
Bueno está el disfraz
que en sacramento, a todos nos das...
Yo no puedo más, con ese misterio.
Yo pierdo el juicio, que Dios me dé remedio.
En realidad, el Hermano Pedro vive estos tres
misterios como experiencia viva del anonadamiento del Verbo Encarnado que
inicia en Belén, crece de intensidad llegando a su cumbre en la Cruz y se
perpetúa en la historia en el misterio de la Eucaristía.
4º CUARTO MISTERIO: LA
ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
En la Santísima Virgen contemplamos el
cumplimiento de todas las promesas del Señor. Ella ha sido, el modelo y guía de
seguimiento a Crito y por eso, todo aquel que quiere hacerse discípulo se
encomienda a ella. El amor a la Madre de Dios y la devoción del santo
rosario, de cuya tradición el Hermano Pedro fue devoto impulsor, pues
en el santo rosario descubrió la meditación práctica de los misterios de la vida
de Cristo al calor de la humanidad de María, la humilde sierva del Señor. A
ella encomendó continuamente su vida y su obra, pues siempre la consideró
especialmente cercana a los que sufren. De su profundo amor a la Madre de Dios
en la devoción de la Inmaculada Concepción queremos recordar algunas palabras
en las que el Hermano Pedro demuestra singular ternura y amor filial:
¡Alegrémonos, hermanos, dé saltos el corazón!
Pues nos enseña la Iglesia, la fe en la
Concepción!
Celebremos este día, con pureza y devoción,
pues nos enseña la Iglesia, la fe en la
Concepción.
5º QUINTO MISTERIO: MARIA ES CORONADA COMO
REINA Y SEÑORA DE TODO LO CREADO
Al contemplar a María como Reina de toda la
creación, tendríamos que contrastar nuestros reinados mundanos que nos atan
cada vez más a él. ¿Cómo poder reinar en el mundo sin hacernos sus esclavos? El
Santo Hermano Pedro, asumió una vida ascética y radical que le permitió vencer
el mundo y entregarse de lleno a Dios en la La práctica de la mortificación, de la
penitencia y del ayuno. Para el Hermano Pedro, dichas prácticas poseían
un valor concreto sólo si estaban asociadas al cumplimiento de la voluntad de
Dios. En la espiritualidad del Hermano Pedro, encontramos en todo esto una
coherente unidad, pues a la mortificación unía la contemplación de Cristo y el
amor a los hermanos. De sus escritos lo podemos deducir:
Vale más una pequeña cruz,
un dolorcito, una pena o congoja o enfermedad
enviada por Dios,
que los ayunos, disciplinas cilicios,
penitencias y mortificaciones que nosotros
hacemos,













