1º.- La adoración del misterio del Verbo Encarnado: Es la devoción del Hermano Pedro al misterio de Belén, que quiso imprimir a su obra religiosa, pues en cada uno de sus pobres veía la presencia del Jesús que nace humilde y pobre en Belén.
2º.- La meditación constante de la Pasión de Cristo como tema central en la espiritualidad cristiana y centro del mensaje del Evangelio. El Hermano Pedro tenía especial predilección por el Víacrucis, recorriendo con sentido profundamente humano y cristiano las estaciones de la Pasión de Cristo. En esta espiritualidad tan fecunda bebió la “sabiduría de la cruz” para reconocer con humildad que Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes.
3º.- El amor y la veneración al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, presencia real de Cristo en su Cuerpo y Sangre como Pan de vida del que la Iglesia saca su fuerza y memoria viva de su presencia en el mundo. La Santa Eucaristía fue siempre lugar frecuentado con pasión por el Hermano Pedro. “Se abrazaba para con el Augustísimo Sacramento en cualquier parte, y en cualquier iglesia que se expusiera a la pública veneración, postrado en tierra y, casi enajenado de los sentidos, contemplaba aquel Altísimo Misterio y casi olvidado del cuerpo y de las cosas humanas se anegaba en aquella inmensidad”.
En realidad, el Hermano Pedro vive estos tres misterios como experiencia viva del anonadamiento del Verbo Encarnado que inicia en Belén, crece de intensidad llegando a su cumbre en la Cruz y se perpetúa en la historia en el misterio de la Eucaristía.
4º.- El amor a la Madre de Dios y la devoción del santo rosario, de cuya tradición el Hermano Pedro fue devoto impulsor, pues en el santo rosario descubrió la meditación práctica de los misterios de la vida de Cristo al calor de la humanidad de María, la humilde sierva del Señor. A ella encomendó continuamente su vida y su obra, pues siempre la consideró especialmente cercana a los que sufren. De su profundo amor a la Madre de Dios en la devoción de la Inmaculada Concepción queremos recordar algunas palabras en las que el Hermano Pedro demuestra singular ternura y amor filial:
5º.- La práctica de la mortificación, de la penitencia y del ayuno, medios de perfección a los que dio mucha importancia el Hermano Pedro, nos recuerdan gestos y palabras del mismo Jesús con sus discípulos. Para el Hermano Pedro, dichas prácticas poseían un valor concreto sólo si estaban asociadas al cumplimiento de la voluntad de Dios. En la espiritualidad del Hermano Pedro, encontramos en todo esto una coherente unidad, pues a la mortificación unía la contemplación de Cristo y el amor a los hermanos.
Todos proclamamos juntos la siguiente oración:
Todos proclamamos juntos la siguiente oración:
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, tú concediste al Hermano Pedro la vivencia del Misterio de Belén, que él con gran amor difundió entre sus hermanos. Haz que por la intercesión del Hermano Pedro el espíritu de este misterio penetre profundamente en el mundo, para que transformado por él, sea más humano y fraternalmente cristiano. Por Cristo nuestro Señor Amén
En los comentarios escribe cual es la persona más importante a la que le dirás cuanto la amas.


Papá
ResponderEliminarA mi mamà
ResponderEliminarA mi mamá ❤️
ResponderEliminarA mi mamá
ResponderEliminarA mi mamá y mi abuela
ResponderEliminarA mi mamá y mi abuela
ResponderEliminarDios continué cuidando de las personas que amamos y nos conceda a todos el don de hacer en cada momento lo que a él le agrada.
ResponderEliminarMAMA
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